Fecha: 
04/07/2024 - 2:33pm
  • Esta fue una de las conclusiones del foro: ‘La ciencia y el tránsito de economías ilícitas a productivas’, liderado por el Ministerio de Ciencias en alianza con El Tiempo.
 
Bogotá, 3 de julio de 2024 (MinCiencias)- La ministra Yesenia Olaya participó en el foro: ‘La ciencia y el tránsito de economías ilícitas a productivas’, organizado por la Casa Editorial El Tiempo y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Allí debatió con Gloria Miranda, directora de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito; Dora Troyano, coordinadora de la Alianza Coca para la Paz; y Andrés González, profesor de la Universidad de los Andes.
 
Bajo la conducción de Ernesto Cortés, editor general de El Tiempo, el foro permitió recabar propuestas de posibles acciones a desarrollar de manera articulada entre instituciones, academia y sociedad civil, que permitan transitar del uso ilícito de la planta de cannabis y la hoja de coca a economías productivas y alternativas.
 
Al respecto, la ministra Olaya señaló que “una sociedad es rica cuando amplía sus fronteras del conocimiento y en ese proceso la ciencia tiene un lugar estratégico como principal plataforma para potenciar las economías y el desarrollo productivo de un país”.
 
Además, recordó que “el Plan Nacional de Desarrollo busca implementar los acuerdos de paz, lo que implica revisar la arquitectura del Estado, sus normas y leyes y cómo han avanzado las políticas para regular los usos alternativos de la hoja de coca. También se examinan los procesos de gobernanza territorial con las comunidades para encontrar alternativas económicas y de producción basadas en ciencia, tecnología e innovación”.
 
En el foro se planteó que hace unas décadas la narrativa de "la mata que mata" asociaba a la hoja de coca únicamente a la cocaína y sus efectos perversos. Sin embargo, esta tiene muchos otros usos y el gran desafío es construir un nuevo discurso, que ponga en el centro los recursos de la ciencia para su aprovechamiento. Por lo tanto, el Gobierno apuesta por un cambio epistemológico, promoviendo la paz total y utilizando la ciencia como plataforma estratégica para reconstruir su sentido cultural y abrir o fortalecer mercados, impulsando la justicia social, ambiental y económica.
 
“El tratamiento de la hoja de coca con usos ilícitos, ha roto con los lazos socio-territoriales y con toda la historicidad del conocimiento alrededor esta planta. Recuperar esos procesos de convivencia y encontrar sus usos alternativos es un tema de la ciencia y para eso necesitamos generar nuevos conocimientos científicos y articularlos con los conocimientos locales para reconstruir el tejido social comunitario”, indicó la ministra Olaya.
 
Gloria Miranda, directora de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito, destacó la importancia de mantener a los jóvenes en los territorios, señalando que el 41% de la población involucrada en la producción de coca son jóvenes y que muchos no asisten a instituciones educativas. Subrayó la necesidad de ofrecer oportunidades basadas en ciencia y conocimiento para innovar y desarrollar la agroindustria, no sólo con productos tradicionales como el café y el cacao, sino también con la hoja de coca. Investigaciones como las de la Universidad Nacional demuestran el potencial de la hoja de coca para hacer polímeros o plásticos.
 
Por su parte, el investigador Andrés González resaltó el conocimiento histórico asociado al uso de la coca y el cannabis, indicando que estas plantas tienen muchas más moléculas con potenciales aplicaciones. Su colega, Dora Troyano destacó la importancia de las alianzas entre universidades, el SENA y organizaciones sociales y mencionó los desafíos burocráticos para obtener permisos del Fondo Nacional de Estupefacientes, que han obstaculizado la investigación científica.
 
En el cierre del espacio, la ministra de Ciencias Yesenia Olaya recordó que el Gobierno del Cambio está impulsando una revolución científico-cultural, al reconocer a la ciencia como base para la transformación social y la garantía de los derechos humanos en Colombia: “La implementación de los acuerdos de paz y la transformación de los territorios excluidos, afectados por cultivos ilícitos y pobreza, se basa en fortalecer a la academia y la investigación en colaboración con las comunidades, potenciando la bioeconomía y economías productivas locales”.
 
Finalmente, aseguró que “se está rompiendo con el racismo epistémico que ha subestimado el conocimiento ancestral, excluyéndolo de toda participación política. La ancestralidad es una matriz de conocimiento histórica que utiliza la ciencia para avanzar en el desarrollo tecnológico y la generación de conocimientos necesarios para la sociedad. Este es un momento histórico para invitar a las comunidades a involucrarse en estos temas y articular esfuerzos con el gobierno para transformar los impedimentos normativos sobre los usos alternativos de la hoja de coca y dignificar las condiciones de vida”.